sábado, 21 de agosto de 2010

DÍA DEL CATEQUISTA

Como todos los años, el 21 de Agosto Fiesta de san Pío X, la Iglesia celebra el Día del Catequista. Considero esta fecha como un día de valoración, de reconocimiento y de gratitud hacia cada uno de nuestros catequistas. En primer lugar debemos valorar la catequesis que se ubica en la línea de la transmisión y el crecimiento de la fe, forma parte de la tarea docente de la Iglesia. Podemos decir que pertenece a esa primera mediación a través de la cual se comunica el contenido y la vivencia de la fe: su marco es la Palabra de Dios. Por ello, son los padres los primeros catequistas.

El Catequista será quién acompaña e inicia a los niños o adultos, mediante su preparación y testimonio, a ingresar en la vida de la comunidad cristiana para vivir y celebrar su fe. Así veo y considero la misión del catequista, como un medio providencial entre la familia y la comunidad cristiana. Es una de las tareas que más debemos valorar en la vida de nuestras comunidades.Si en la valoración de la catequesis se miraba más bien su misión en la Iglesia, en el reconocimiento nos detenemos más en la persona del Catequista. Hoy quiero reconocerles su tiempo al servicio de la Iglesia. El tiempo es nuestro, nos pertenece. Dedicar nuestro tiempo a algo es un acto de libertad que no se puede imponer. La presencia y generosidad de los catequistas en nuestras comunidades es una riqueza de la Iglesia.

Sabemos que esta misión, además del testimonio personal y de comunión eclesial, requiere una constante preparación, sea en términos de contenidos como de metodología. El estudio y actualización son una dimensión que hace al buen desempeño del Catequista. Por ello, al tiempo que reconozco su dedicación, los animo a no descuidar este aspecto que hace al desarrollo de la formación y al crecimiento en la fe.Finalmente, queridos catequistas, siento la necesidad de agradecerles. Me parece que el solo reconocimiento no alcanza, porque se queda a nivel de la justicia. La gratitud, en cambio, le agrega a la justicia una nota de relación personal que nos hace bien y nos ayuda a crecer en comunión eclesial.

La gratitud crea vínculos de amistad y eleva el nivel de nuestras relaciones. Estas cosas simples, y aparentemente pequeñas, son las que van creando un ámbito de relación y de pertenencia en la Iglesia que fortalecen la vida y fecundidad pastoral. No quiero olvidarme que estamos celebrando este año nuestro Congreso Catequístico Arquidiocesano, camino hacia el III Congreso Catequístico Nacional y bajo el lema: “Anticipar la Aurora: Construir la Esperanza”. Estos acontecimientos que hacen, en primer lugar, a la vida de la catequesis tienen, sin embargo, un fuerte significado para la vida y la presencia de la Iglesia en el mundo. Si elevamos el nivel de la catequesis, elevamos también, el nivel y la presencia de la Iglesia y la vida cristiana en el mundo.Reciban en este día, queridos catequistas, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición de Padre y amigo en el Señor Jesús y Nuestra Madre de Guadalupe.

Mons. José María ArancedoArzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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