Señor, a menudo no espero para nada o espero cosas.
Y me encuentro con el corazón vacío.
Despierta en mi el deseo de esperar a las personas.
De esperarte a ti.
Dame la capacidad de discernir la inquietud
Que siempre me toma:
Es tu voz la que me invita a desear lo nuevo.
Haz que sienta en el aire el perfume
De tu dulce presencia.
Tú, el verdadero amigo que nunca me abandona.
Tú, mi futuro soñado
Y que ya se ha convertido en realidad.
Porque tú le tienes cariño a mi existencia.
¡Ven, Señor, en mi día a día!
(Guido Novella)
sábado, 19 de diciembre de 2009
El tiempo de la Espera
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario