sábado, 11 de septiembre de 2010


Para tener el honor de llevar el título de maestro, como lo tiene Jesucristo, hay que estar muy claro en la responsabilidad y la grandeza de esta misión de educar. Para ser ingeniero o contable basta con tener inteligencia y superar las dificultades que existen en el país para acceder a los estudios universitarios. Para ser docente no basta la capacidad intelectual, es necesario sentirse llamado, es una verdadera vocación.


De acuerdo, llegar a ser un docente mediocre es relativamente fácil, pero ser un buen docente es más difícil que ser un buen técnico en computación o electrónica. A pesar de que muchos piensan que la profesión docente es de segunda categoría, no pueden estar más equivocados.


El desarrollo de un país depende más de sus educadores que de sus ingenieros, sin quitarle a nadie su puesto y la importancia de su función. El maestro no sólo tiene que acumular unos conocimientos en su mente, tiene que estar dotado de sólidas virtudes, sin las cuales su labor no sólo no alcanzará las metas deseables, sino que puede redundar en un profundo perjuicio a sus alumnos. No se enseña con las palabras solamente sino con las actitudes y ejemplos. La paciencia, la generosidad, la alegría, la ternura, el respeto, etc., tienen que brillar en el maestro para tener éxito en su dificilísima labor.


La misión del docente no es simplemente enseñar a leer y escribir, transmitir conocimientos de historia, matemática, ciencias naturales, etc., sino que está llamado a enseñar a vivir, a proporcionar valores, criterios de vida, marcar horizontes claros, prevenir de los peligros, etc. Debe ser un arquitecto de la personalidad humana. De él va a depender en un porcentaje alto lo que ese niño o joven va a ser en el futuro.


La responsabilidad principal de la educación recae en la familia, en los padres, pero no cabe duda de que el segundo lugar en la educación lo ocupa la escuela.


Queridos docentes, les deseo que siempre tengan una profunda alegría en su tarea, reconozco que sus sueldos no son buenos, que cada díamás se les exige cosas nuevas. Pero sean felices.


De corazón le pido al Señor que los y las bendiga a todos y todas.Ver más

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